El sueño de Hans Wildsorf II

Práctica

Londres fue para Hans Wilsdorf el descubrimiento de su humanidad y la forma de superarla. Las vicisitudes marcan sus empresas al inicio, reflotadas por la amistad con su compañero Alfred Davis. La firma Wilsdorf & Davis sufrió fracasos y críticas, ambas basadas en la loca idea de construir tantos relojes pequeños, de muñeca, de mujer. Tal vez a ello se deba su primera distinción del resto de los relojeros europeos que, sin poder siquiera imaginar un Rolex todavía, comenzaban a oír y hablar de ellos.

La salvación comercial vino con una compañía manufacturera con sede en Bienne, Suiza. La firma del antiguo relojero Jean Aegler comenzó a confeccionar el instrumental que Wilsdorf & Davis necesitaba, y lo hizo en grandes cantidades. En 1905 juntos emprendieron la mayor fabricación de relojes de muñeca en la historia. Junto al salto en cantidad, esforzaron al máximo su capacidad para lograr otro salto en calidad que alcanzarían tan sólo 5 años después.

Con la intención de dar un fresco y definitivo rumbo a sus empresas, Hans Wilsdorf y Alfred Davis en 1908 acertaron la estocada final que los llevaría al éxito. Nace la marca Rolex. Entre Chaux de Fonds, Londres, Bienne y Ginebra, Rolex gozó de varias refundiciones hasta encontrar la perfecta forma en 1920. Hans Wildsorf a la cabeza desde Ginebra de Montre Rolex S.A. se ocupó de vender, probar y construir los relojes con los mecanismos que producía Rolex Co. S.A. –la fábrica de Aegler- en Bienne. La compañía entera se dedicó entonces a estudiar las complejidades de su disciplina. Su nueva ambición fue construir un reloj infinito con un dispositivo resistente a las agresiones de la intemperie humana.

En 1926 Rolex lanza el Oyster Case, un reloj que interpreta una ostra. Plausible de ser sumergido en el mar sin sufrir ningún daño en su estructura interna, la avidez técnica acompañó una osada estrategia de ventas. Un ejemplo significativo es la travesía de Mercedes Gleitzer, que en 1927 cruzó el canal de la Mancha a nado con un Rolex Oyster indicándole la hora. Ello se consiguió gracias al hermetismo de la caja con corona de rosca. En poco más de cinco años, Rolex cambió las técnicas de supervivencia para los relojes. Del Oyster Case al Oyster Perpetual en 1931, el trabajo de Emil Borer junto a Hermann Aegler –hijo de Jean- dio sus frutos. Con el Perpetual, Rolex comparó al mundo con un rotor que almacenaba la energía mecánica generada por el movimiento natural del cuerpo y la liberaba con precisión y sutileza para el desplazamiento de las agujas. Pronto habría un rolex en cada muñeca y un tiempo para cada persona.

No hay comentarios:

Publicar un comentario